Aunque mi barbudo es lento y cauteloso como un tango, aquel día actuó a lo milonguero. Rápido y efusivo me dijo: Te invito a un trago. Yo estaba en función de la belleza e iba con mi peluquera; pero eso no fue lo que me hizo dudar. Sucede que justo yo me estaba separando de muy pesadas maneras con el padre de mi mulatito y la verdad es que en lo menos que estaba pensando era en una conquista y mucho menos con un extranjero, pues aun no salía del anterior con muy malas experiencias.
Monday, September 10, 2007
Traguito o no traguito
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